Un viaje de saberes: la siembra de arroz, el cereal de los ancestros (La especie africana)

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Crónica realizada por Eulalia Arriaga y Alba Consuelo Hernandez, consultoras de Conservación internacional para el programa Afrodescedientes en las Americas.

Entre el 28 y el 30 de agosto, se llevó a cabo un intercambio de saberes ancestrales sobre el cultivo del arroz, organizado por el Programa Afro de Conservación en las Américas, Territorios Irremplazables y Personas Resilientes-ADP de Conservación Internacional, junto con las comunidades de los Consejos Comunitarios de Comunidades Negras (CCCN) de Bahía Málaga, en el Valle del Cauca, y de Baudocito, en el Medio Baudó, Chocó.

El Oryza glaberrima es la especie de arroz domesticada en África que llegó a las Américas junto con los africanos esclavizados hace casi 500 años. El interés por mejorar las técnicas de cultivo de arroz surgió en Bahía Málaga durante la evaluación económica de un sistema afro de cultivo. Esta evaluación motivó a los miembros de la comunidad a retomar la siembra de arroz y reemplazar la tala de madera como actividad productiva. Dada la necesidad de mejorar las prácticas de siembra, se propuso un intercambio de saberes con Baudocito, donde el cultivo del arroz está bien desarrollado. En lugar de enviar personas desde Bahía Málaga, el Consejo Comunitario decidió invitar a Ulda Lina Martínez Córdoba, una mujer de Baudocito con muchos annos de expariencia sembrando arroz.


El viaje fue por tierra, río, mar y aire. Después de 15 horas de trayecto, Ulda y Juan Ramón, asesor de CI, llegaron a la quebrada Luicico, en Bahía Málaga. Ulda inició su viaje en Baudocito, pasó por Istmina y, en Quibdó, se reunió con Juan Ramón. Juntos tomaron un avión que aterrizó en Palmira, luego fueron a Cali y continuaron hacia Buenaventura, donde tomaron una lancha para llegar a La Plata. Allí fueron recibidos calurosamente por las autoridades y comunidades locales, cumpliendo con los protocolos establecidos para actividades en territorio ancestral. Ulda y Juan Ramón emprendieron esta aventura impulsados por su pasión y el deseo de compartir conocimientos.


La primera actividad del intercambio de saberes fue la práctica del "venteo", una técnica utilizada para eliminar impurezas del arroz antes de llevarlo a la trilladora. Como es costumbre, Ulda y Juan Ramón ofrecieron valiosos consejos para asegurar una buena cosecha.


La siguiente actividad fue una "conversa" en un campamento de cultivo de arroz, ubicado en el interior del territorio, remontando la quebrada Luicico. La noche de su llegada, alrededor de las 9, Ulda, Juan y varios miembros de la comunidad de La Plata se dirigieron hacia la quebrada Luicico. Esperaban que la marea subiera lo suficiente para que la lancha pudiera avanzar, pero al no ser así, decidieron continuar a pie con linternas, caminando por trochas durante tres horas hasta llegar al campamento pasada la medianoche.

El amanecer llegó con cantos y sonidos de la selva tropical. Ocho personas de Asomadera recibieron a Ulda y Juan para dar inicio al tan esperado intercambio de saberes. Ulda, armada con sus carteleras, su almanaque Bristol, semillas traídas desde Baudocito y todo su conocimiento, comenzó la “conversa” con los asistentes, quienes participaron activamente.


Tras la parte teórica, pasaron a la fase práctica del taller, que incluyó la limpieza del terreno, la siembra de semillas con métodos tradicionales afro, el trabajo con las semillas germinadas traídas desde Baudocito, y todas las recomendaciones para el éxito del cultivo. Entre los consejos se destacó: sembrar en terreno virgen, evitar sombras o árboles grandes dentro del área de cultivo, tener las herramientas tradicionales necesarias para la cosecha y postcosecha, preparar un espacio adecuado para el secado y almacenamiento, y dejar descansar el terreno al menos tres años antes de volver a sembrar. El taller también incluyó la tradicional técnica del "guapeo" del arroz para desprenderlo de la espiga, así como el deshierbe y la eliminación de "chupones".


La jornada culminó con reflexiones de todos los participantes, quienes expresaron su gratitud y satisfacción por los conocimientos adquiridos. Manifestaron su deseo de contar con acompañamiento para la recolección de la cosecha y mostraron optimismo sobre el éxito del cultivo, que no solo contribuirá a la seguridad alimentaria de la comunidad, sino que también reducirá los costos de la canasta familiar.


Con la satisfacción de lo vivido y aprendido, Ulda y Juan Ramón emprendieron el viaje de regreso a La Plata, listos para la travesía de vuelta a sus hogares en el Chocó.

 

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