El archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, declarado como Reserva de Biosfera SeaFlower por la Unesco en el 2002, conjuga diferentes ecosistemas marinos y costeros que sustentan numerosas especies, muchas de ellas de alta importancia a nivel comercial y cultural para los habitantes de las islas. La gran diversidad que presenta esta zona insular de Colombia, es en parte posible a que se encuentra la tercera barrera de coral más extensa del mundo y junto con otros ecosistemas como corales, manglares, pastos marinos, playas, bosques secos y ambientes profundos, propicia un ambiente favorable a especies icónicas y de gran relevancia para las redes de tróficas y salud de los sistemas naturales (CCO, 2014).
Por un lado el cangrejo negro (Gecarcinus ruricola) es una de las especies del archipiélago que ha sido reconocida desde hace casi 50 años como un alimento popular en las islas del Caribe incluyendo a Providencia y Santa Catalina (Chace y Hobbs, 1969), adquiriendo tal grado de importancia alimentaria y cultural que se constituye en un reglón económico destacado (Sjogreen, 1999; Baine et al., 2007). La presencia conspicua de la especie en las islas ha motivado a que durante los últimos 15 años, la mayoría de los estudios se centren en su biología y ecología, destacándose el periodo comprendido entre 2002 y 2007 cuando se publicaron varias contribuciones en el marco del proyecto “Sustainable Management of the Black Land Crab, Gecarcinus ruricola, Colombia” ejecutado por Heriot-Watt University y CORALINA (Atkin, 2004; Britton, 2005; Velasco-Castrillon, 2005; Hartnoll y Clarck, 2006; Baine et al., 2007) y el periodo entre 2014, 2015 y 2016 con un número de documentos efectuados gracias a convenios o cooperaciones entre CORALINA y el Ministerio de Relaciones Internacionales, la Fundación Acua, el Banco Interamericano de Desarrollo, la Universidad de Guiessen, GEF, el Municipio de Providencia y Santa Catalina Islas, la Universidad Nacional de Colombia y Conservación Internacional Colombia (Márquez, 2014; Acevedo y Guerrero, 2015; Hommernick, 2015; Duarte 2016).
El nivel del conocimiento que se ha generado a la fecha sobre el cangrejo negro ha ilustrado el preocupante estado de sus poblaciones, debido principalmente a la sobre explotación, la degradación de su hábitat y a un posible aislamiento genético (Baine et al., 2007; Márquez, 2014). La situación de la especie y el nivel de conocimiento adquirido a la fecha, permitió evaluarla bajo los criterios de la Lista Roja de la Unión Internacional para la Naturaleza (UICN) y proponerla en como En Peligro (EN) considerando que se han presentado reducciones poblacionales estimadas en un 42% por un periodo de 10 años (2004 – 2014). Esta evaluación ha permitido categorizarla en un nivel de amenaza formal y más importante aún, para poder ser incluida en el listado de especies amenazadas que establece el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible y así servir de herramienta para acciones por parte de CORALINA como autoridad ambiental del Archipiélago.